viernes, 20 de abril de 2007

El rol de la alta dirección de la Caixa y los cargos que ocupan

Rosina se cuestiona en su blog el papel de los altos directivos de la Caixa y su compatibilidad con los múltiples cargos que ocupan, algunos en otras empresas. Bueno esto es precisamente lo que os estaba contando en clase. La Caixa, como todos los bancos, tiene una cartera industrial, es decir participaciones en otras empresas. En algunas empresas son mayoritarias, en otras no mayoritarias pero suficientemente significativas como para ser el accionista de referencia y tener influencia decisiva sobre la estrategia de esas empresas, en otras sólo tienen participaciones significativas. Los motivos de los bancos son varios pero está claro que el de obtener beneficios es uno de los importantes –seguro que no el único-.

Un banco tiene mucha más influencia y mucha, mucha, mucha más información que cualquiera otra empresa y no ya digamos persona física por muy rica que ésta sea. Así pues, un banco puede comprar hoy acciones de una empresa sabiendo bastante bien que compra una empresa con muchas posibilidades de subir, además como los bancos son muy influyentes también pueden influir para que a la empresa le vaya bien y luego años más tarde, cuando ya han conseguido sus objetivos de rentabilidad, y sabiendo cuando es el buen momento, venden sacando una buena tajada.

Aquí podéis ver un gráfico con la estructura del holding industrial de la Caixa o las empresas de las cuales tienen participaciones significativas. Fijaros que aparecen los porcentajes que la Caixa tiene en cada empresa y que van desde el 100% de ServiHabitat o el 97% de Port Aventura hasta el 1,4 de Suez

Además los bancos, como centros del poder económico, inevitablemente acaban teniendo un papel relevante en otras áreas de la tarta del poder. Y yo deduzco, vamos me parece evidente, que no se puede ejercer el poder a nivel político sin tener en cuenta a los bancos y la viceversa es igualmente válida. No me puedo imaginar que funcione de otra manera. Así pues para hacer “la gran estrategia” hay que convocar sin duda a los bancos, o a lo mejor es al revés y son los bancos los que convidan al resto. En consecuencia, los bancos a veces toman participaciones en esas empresas no sólo para obtener rentabilidad financiera, sino también para influir en determinados sectores o para contribuir a la ejecución de determinadas estrategias de políticas económica en determinados sectores o para controlar la conducta de determinados otros o …

El poder, al final se canaliza, como no puede ser de otra manera, a través de personas, de los altos directivos de esos bancos que se convierte así en personas muuuuuuuuuuy poderosas. De hecho, tienen que ser personajes con un carácter muy enfocado al ejercicio del poder. El poder y las personas hacen combinaciones muy curiosas.

El trabajo de estos altos directivos es en gran medida gestionar y hacer circular los flujos de poder con otras empresas, con los políticos, con los organismos reguladores, con los medios, … INFLUENCIA y también fijar la ESTRATEGIA de la Caixa. La estrategia de la Caixa incluye también a las empresas participadas (de las que compran acciones) y el trabajo de estos altos directivos de la Caixa consiste también en asegurarse de que éstas siguen la senda ESTRATÉGICA que interesa a la Caixa y no la que interese a otros socios significativos.

BPI (22,8%), Port Aventura (97%) y Caprabo (20%) son piezas que la Caixa tiene que vigilar muy de cerca, tanto como el propio negocio bancario PORQUE, PORQUE, PORQUE participar en otras empresas ES EL NEGOCIO BANCARIO, o al menos una parte muy significativa del mismo. Así pues, cuando Marcelino Armenter es director general de Caixa Holding actúa como director del ‘departamento’ de la Caixa que se ocupa del negocio de participadas (compra y venta de participaciones en otras empresa). Además ocupa puestos de “consejero, presidente o lo que sea” en el Consejo de Administración de esas empresas participadas EN REPRESENTACIÓN DE LA CAIXA para influir sobre y controlar a los directivos profesionales de esas empresas y asegurarse así de que actúan en las líneas que interesan a la Caixa.

Los miembros del Consejo de Administración de Caprabo, no son empleados de Caprabo, sino hombres de confianza de los diferentes socios de Caprabo. Y no están todo el día trabajando para, ni tienen un despacho en Caprabo ni cobran un sueldo de Caprabo. Pueden cobrar, eso sí, unas dietas más o menos elevadas por cada reunión a la que asisten y que puede celebrarse una o dos veces al mes. En esas reunión pasan cuentas con la dirección profesional de Caprabo, aprueban planes, presupuestos, estrategias, dan instrucciones, etc. Lo que Armenter hace en el Consejo de Administración de Caprabo es trabajar para la Caixa, es una más de sus funciones como alto directivo de la Caixa.

Que además sea nombrado director general adjunto ejecutivo de la casa madre, no es más que incluirle en el club más selecto del ejercicio del poder en la Caixa. La Caixa tiene dos cabezas: un presidente no ejecutivo con dedicación exclusiva –Ricardo Fornesa– y un director general –Isidro Fainé– que cohabitan de forma poco común en el mundo de los grandes negocios. Por debajo ahora hay tres hombres fuertes en el Grupo, los directores generales adjuntos ejecutivos: Antonio Massanell, Tomás Muniesa y Marcelino Armenter. A Armenter le suman a sus responsabilidades en Caixa Holding las de control de riesgos del Banco: el departamento que toma las decisiones de qué empresas se presta dinero o no. Hablamos de grandes préstamos, los préstamos que pide la gente normal los decide un sistema experto y el director de la oficina siguiendo un protocolo estándar, los grandes préstamos se deciden de otra forma…

Que tenga más responsabilidades no significa que tenga más trabajo, sino MÁS PODER. Por debajo de ellos hay estructuras con personal muy capaz y especializado a diferentes niveles que no sólo hacen todo el trabajo, sino que se preocupan de facilitarle a estos altos directivos estar puntal y muy precisamente informados de lo que es clave y no marearles con los detalles. Armenter no se va a dedicar a analizar técnicamente el riesgo de un préstamo de 50 millones de euros que haya solicitado, por ejemplo, Caprabo, ni siquiera a supervisar ese análisis. Se va a dedicar a tomar decisiones, las grandes decisiones y a asegurarse de que se cumplen.